Las lesiones cerebrales traumáticas (LCT) son una de las principales causas de muerte en todo el mundo en personas menores de 45 años. Son la causa más comúnmente identificada de epilepsia entre adultos. Muchos de los que sobreviven a lesiones graves en la cabeza sufren un deterioro conductual y neurológico permanente que afecta negativamente el aprendizaje y la memoria y, a menudo, requieren rehabilitación a largo plazo y los costos para las familias y la sociedad son exorbitantes.
El tratamiento para las LCT es limitado con pocas opciones farmacéuticas satisfactorias disponibles. La intervención quirúrgica, que implica la extirpación de partes del cráneo para reducir la presión intracraneal, es una medida de emergencia que salva vidas, y las secuelas pueden ser graves.
Los cannabinoides como el THC y el CBD pueden reducir el trauma y los síntomas que surgen gracias a su interacción positiva con el sistema endocannabinoide (SEC). Un artículo del 2011 del British Journal of Pharmacology describe al SEC como “un mecanismo de autoprotección” que se activa en respuesta a cualquier accidente cerebrovascular. Coescrito por el científico israelí Raphael Mechoulam, el artículo señala que los niveles de endocannabinoides en el cerebro aumentan significativamente durante e inmediatamente después de una LCT. Estos compuestos endógenos activan los receptores CB1 y CB2, que a la vez protegen contra los déficits neurológicos y motores inducidos por las lesiones cerebrales traumáticas.
Se ha determinado que el CBD y el THC “tienen una aplicación particular neuro-protectora … para así limitar el daño neurológico después de episodios isquémicos, como un accidente cerebrovascular o trauma a la cabeza”. Estos cannabinoides también se consideraron útiles para tratar otras afecciones neurodegenerativas, “como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la demencia inducida por VIH”.
Al manipular el SEC con cannabinoides, los médicos han podido reducir el daño cerebral y mejorar la recuperación funcional en estudios con animales. Según un estudio que se realizó en el 2010 en el British Journal of Pharmacology, el CBD puede limitar la cantidad de tejido dañado y ayudar a normalizar las alteraciones del ritmo cardíaco como arritmia que es común después de una lesión en la cabeza.
Los investigadores de la Universidad de Nottingham también han llevado a cabo estudios preclínicos en animales o de laboratorio que examinaron los efectos antiinflamatorios y neuroprotectores del ácido cannabidiolico (CBDA), la versión cruda y sin calentar del CBD que se encuentra en la planta del cannabis. “Al igual que el CBD”, concluyeron los investigadores, “el CBDA es efectivo para reducir la permeabilidad del cerebro sanguíneo y la inflamación en un modelo celular de accidente cerebrovascular”. El CBD y el CBDA restauran la integridad de la barrera hematoencefálica al activar el receptor de serotonina 5-HT1A, que media los efectos antiinflamatorios del CBD y el CBDA.
Un artículo del 2014 en el American Surgeon examinó cómo el consumo de cannabis medicinal ayudó a las personas que habían sufrido una lesión cerebral traumática. “Una prueba positiva de THC se asocia con una disminución de mortalidad en pacientes que sufren LCT”, concluyó el estudio. Según dicho estudio clínico, las personas afectadas por este tipo de lesiones y consumen cannabis tienen menos probabilidades de morir y más probabilidades de vivir más tiempo que los pacientes que se abstienen.
Los cannabinoides como el THC y el CBD imitan y aumentan la actividad de los cannabinoides endógenos que todos los mamíferos producen internamente. Los cannabinoides endógenos forman parte del sistema endocannabinoide (SEC). El SEC regula muchos procesos fisiológicos que son relevantes para las LCT, como el flujo sanguíneo cerebral, la inflamación y la neuroplasticidad.
Un artículo publicado en el 2011 en el British Journal of Pharmacology describe el SEC como “un mecanismo de autoprotección” que se pone en marcha en respuesta a un accidente cerebrovascular. Co-escrito por el científico israelí Raphael Mechoulam, el artículo señala que los niveles de endocannabinoides en el cerebro aumentan significativamente durante e inmediatamente después de una LCT. Estos compuestos endógenos activan los receptores cannabinoides, conocidos como CB1 y CB2, que protegen contra los déficits neurológicos y motores inducidos por LCT. El THC activa los mismos receptores, con efectos positivos para la salud similares.
Los receptores CB1 se concentran en el cerebro de los mamíferos y el sistema nervioso central. La investigación preclínica que involucra modelos animales de LCT y accidente cerebrovascular ha demostrado que una mayor transmisión del receptor CB1 puede limitar la excitoxicidad dañina al inhibir la liberación de glutamato. La activación del receptor CB1 también dilata los vasos sanguíneos, mejorando así el flujo sanguíneo cerebral (y el suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro).
La investigación preclínica ha demostrado que la señalización del receptor CB2 mitiga muchos de los procesos moleculares que subyacen al deterioro neuronal y la muerte celular después de una LCT. En el 2012, el Journal of Neuropsychiatric Research informó que la activación del receptor CB2 atenúa el daño de la barrera hematoencefálica en un modelo de roedor. Dos años más tarde, el Journal of Neuroinflammation señaló que el receptor CB2 es fundamental para regular la inflamación y las respuestas neurovasculares en el cerebro comprometido por TBI. El CB2 empeora el resultado de TBI en pruebas con animales, lo que subraya la función neuroprotectoras de CB2.
Otros estudios han demostrado que la activación del receptor CB2 promueve la reparación celular y la supervivencia después de una lesión isquémica. Los receptores CB2 están presentes en las células progenitoras (“madre”) y son fundamentales para impulsar la neurogénesis (la creación de nuevas células cerebrales). La neurogénesis mejora la función motora y la recuperación general después de una LCT.
Se ha demostrado que el CBD reduce el daño cerebral y mejora la recuperación funcional en modelos animales de accidente cerebrovascular y de LCT. Según un informe publicado en el 2010 en el British Journal of Pharmacology, el CBD normaliza la arritmia cardíaca pos-isquémica y limita el tamaño del tejido dañado cuando se administra después de una lesión en la cabeza cerrada.
Por último, varios atletas afirman que el CBD puede ayudar a mejorar los problemas neurológicos persistentes asociados con la encefalopatía traumática crónica (ETC), una forma particularmente grave de LCT causada por la acumulación de numerosas conmociones cerebrales. La CTE aumenta el riesgo de problemas neurológicos más adelante en la vida y acelera la progresión de la demencia. Los beneficios anecdóticos del aceite de cannabis rico en CBD para CTE son bien conocidos entre los jugadores de fútbol, boxeadores y otros atletas profesionales que son propensos a lesiones en la cabeza.
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